Su obra para guitarra solista es igualmente numerosa y espléndida, desde su primera obra, "Zarabanda Lejana" (1926), que entusiasmó a los escasos concertistas de guitarra de entonces, hasta las "Tres piezas españolas" o "Invocación y danza", tan fascinantes como difíciles técnicamente, sin olvidarnos de "Sonata Giocosa", "Tonadilla".... y tantas otras. En la música de Rodrigo, las nuevas armonías se entremezclan con los ritmos tradicionales, el flamenco se transforma en música clásica y la guitarra descubre un universo de sonidos y colores que emanan del talento de un hombre al que, como ya he dicho, se le han ignorado e incluso menospreciado muchas obras maestras y al que la guitarra debe buena parte de su éxito, y no al revés.
Joaquín Rodrigo falleció en Madrid el 6 de julio de 1999 rodeado de su familia.
Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo
Joaquín Rodrigo
Paco de Lucía Concierto de Aranjuez Part2